«¡No hay nada más bello
ni más agradable
que ver a los hermanos
vivir juntos y en armonía!»
Salmos 133:1 (TLA)
Casi siempre se usa este texto para referirse a la relación de hermanos en la iglesia, y es una aplicación correcta, sin embargo parece que el texto se está refiriendo a la relación de hermanos en una familia. Si eres un «santo» en la iglesia y un «perro» en la casa no haces nada extraordinario, lo digo por experiencia propia: yo era así.
La tendencia natural del mundo es el desorden y el caos, así que, para haya armonía debe hacerse un esfuerzo, hay que pagar un precio, ten por seguro que no vendrá de la nada; pero es un esfuerzo que vale la pena hacerse.
He aprendido 4 cosas que realmente considero útiles a la hora de mantener la paz en el hogar, que son:
1- Perdona rápido: Entre más tiempo pasa, más te dañas a ti mismo de puro gusto.
2- Pasa por alto las ofensas: No tienes porque recibir una «pedrada», a no ser que quieras recibirla.
3- No esperes nada de nadie: No pongas a la gente «en su lugar», mejor ponte primero «en su lugar» y las entenderás más y mejor.
4- «Es que tengo la razón»: ¿Y qué importa quién tenga la razón?, ¿Y qué más da? Eso no es importante, si puedes evitar discutir por algo que no vale la pena, hazlo.
Yo amo a mis hermanas, y la paz y armonía que tengo con ellas vale la pena mantenerse siempre.
«… A quienes viven así,
Dios los bendice
con una larga vida.»
Salmos 133:3b