¿Recuerdas la última vez que te ha tocado ir a amonestar a alguien? Seguramente que como líder has tenido que pasar por esa situación (¡o deberías…!), así que considera las siguientes preguntas: ¿Sabes qué es amonestar? ¿Sabes cómo amonestar con amor?
Primero, aprendamos algo importantísimo…
Que NO es amonestar…
Amonestar NO es aprovechar una situación del otro(a) para desquitarme de alguna amonestada que haya recibido en el pasado, tampoco se hace por molestar ni mucho menos debe ser una excusa para señalar los errores de los demás.
Pero también, amonestar NO es juzgar…
“11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”
Santiago 4:11-12
Hace unos días pasamos como iglesia local por la carta de Santiago y me quedé meditando largo y tendido en estos 2 versos de Santiago 4:11-12. Aunque no lo creas parece que Juan 3:16 ya no es el verso más famoso del mundo, Santiago 4:12 es mucho más utilizado últimamente, ¡Y más mal interpretado también!
¿Qué está diciendo este pasaje? Por ejemplo, supongamos que veo al hermano Juanito Escarcha robando algo y le digo:
- Marcos: Juanito mira, no hagas eso, robar es malo delante de Dios…
- Juanito: ¡Beh! ¿Quién sos vos para juzgarme? ¡Si sos otro pecador igual o peor que yo…!
- Marcos: Tienes razón Juanito, perdón…
¿Crees que esa es la actitud correcta en ambos? ¡Por supuesto que no!
Santiago dice que sólo uno es el Juez, y es Dios, comprende esto: como líderes hemos sido llamados por Dios a ser siervos, no jueces.
Pero, ¿Cómo puedo hacer entonces para abordar a una persona y confrontarla con su pecado sin juzgarla? Si te interesa sigue leyendo…
El Arte de Amonestar con Amor
Aprendamos una combinación poderosa, la llamaremos fórmula MVM:
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.”Proverbios 16:6
Con misericordia significa que debemos tener un amor genuino al momento de querer corregir a alguien, un deseo sincero e intenso de ayudar en su proceso de restauración.
Y con verdad quiere decir que no vas a abordar a alguien con lo que tú piensas sino con lo que Dios dice, por eso es recomendable siempre, siempre, siempre; preparar algún verso o historia bíblica que nos ayude a mostrar el error a la otra persona.
Si tienes estas 2 actitudes al momento de amonestar a alguien, es difícil que se resista porque por lo general nadie se resiste al amor. Y para completar nuestra fórmula, algo esencial:
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”
Gálatas 6:1
Mansedumbre: no vas a ir con el machete desenvainado (como decimos de donde vengo), vas tranquilo, con tus emociones en quietud. Sé que es difícil estar así cuando tú eres el ofendido, pero sabes, algo que he descubierto y que ayuda mucho es amonestar después de haber perdonado a la otra persona.
Misericordia + Verdad + Mansedumbre = Una combinación irresistible
¿Te animas a probar amonestar con esta actitud?
Por cierto, titulé este artículo como si se tratara de un arte porque es algo que puedes ir perfeccionando cada vez más, y además, porque cuando se hace bien, es hermoso ayudar en el proceso de crecimiento de los hermanos de la fe cercanos a ti.
Conclusión
Amonestar con amor es añadir valor a la relación.
¡Dios te bendiga querido amigo!
Marcos Zúniga
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