Todos nosotros podemos ver en el mundo el poder de las grandes decisiones, siempre han existido decisiones que cambian y transforman a la sociedad; como por ejemplo cuando Abraham Lincoln decidió que era preferible sostener una guerra civil interna a seguir con la esclavitud en Estados Unidos, o como cuando en 1978 el Congreso Americano aprobó la ley sobre el aborto y hasta la fecha han muerto de esta forma más de 50 millones de bebés.
En el plano humano, una decisión es una determinación firme de hacer las cosas, pero en el plano divino, la decisión de Dios es la que puede cambiar nuestras vidas, veamos:
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”
Romanos 8:29 (RVR-1960)
Y nosotros entendemos que Dios, en su omnisciencia, desde antes de la fundación del mundo ya sabía quienes habrían de confiar en Él, no es que Dios haya tomado la decisión por nosotros porque eso limitaría nuestro libre albedrío, pero como podemos ver en Romanos 8:29, Dios ya tomo la decisión de que a los que habrían de confiar en Él los haría conforme a la imagen de Su Hijo Jesús.
Y respecto a este proceso podemos diferenciarlo en dos fases que son:
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Completa y de manera perfecta (Cuando lleguemos al cielo)
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Progresiva (Aquí en la Tierra)
Respecto a este proceso progresivo en el cual estamos aquí en la Tierra, podemos ver la siguiente dinámica:
“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”
Colosenses 3:9-10 (RVR-1960)
“y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
Efesios 4:24 (RVR-1960)
La dinámica que Dios desea que entremos es la siguiente:
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Me quito el viejo hombre y me pongo el nuevo,
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Me quito la ira y me pongo el gozo,
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Me quito la envidia y me pongo el amor,
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Me quito la inmoralidad y me visto de pureza, etc.,
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Y podemos pensar ¿Qué hace Dios respecto a este proceso?
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
2 Corintios 3:17-18 (RVR-1960)
¡Ahora nosotros reflejamos la gloria del Señor!
En un espejo lo realmente importante no es el reflejo, lo importante es lo original, lo que es real es el Señor Jesús, por lo tanto la vida del Señor Jesús debe ser reflejada en nosotros, los que estamos en un proceso desde que aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador que se podría descomponer en 3 momentos:
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Justificación: Cuando recibimos al Señor
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Santificación: Cada día que pasa que buscamos ser más como es Él
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Glorificación: Cuando lleguemos al cielo a la presencia del Señor
Así que, en realidad todo cambio profundo es realizado por el poder del Espíritu Santo de Dios obrando en nosotros, no es que seamos nosotros, simplemente es que dejamos que el Señor pueda trabajar y estamos colaborando con Él.
“Dios nos ama tanto que nos recibe como somos… Y Dios nos ama tanto que no nos quiere dejar como somos.”
~ Nelson Guerra
Así que, en este contexto de que Dios ya tomo su decisión de hacernos igual que Su Hijo, podemos encontrarnos en uno de tres posibles escenarios que son:
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Remamos contra la corriente (Yendo en contra de la Voluntad de Dios)
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No hacemos nada (Simplemente lo ignoramos)
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Remamos a favor de la corriente (Trabajamos en pro de lo que Dios quiere)
Y es aquí, en este contexto, en donde entran los Hábitos Espirituales o “Disciplinas Espirituales”, que es básicamente nosotros remando, apoyando a Dios.
¡Cada momento que pase Dios va a insistir en que seamos como Jesús!
Los resultados de las Disciplinas Espirituales son tesoros muy valiosos, como los siguientes:
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Transformación. Dios no nos dejará igual que como nos encontró.
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Autenticidad. Cada día que pase seremos más auténticos con Dios y por ende con nosotros mismos y las personas que nos rodean.
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Servicio. Así como Dios vino para servirnos cuando se entrego a sí mismo en la persona de Jesucristo, así nosotros podremos transmitir amor sirviendo a los demás.
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Vivir por la causa. Dios nos ha dejado una gran misión, un encargo que debemos cumplir con nuestras vidas.
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Hacer Discípulos. Podremos ser y hacer discípulos de Jesucristo en todas las naciones.
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“Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”
1 Timoteo 4:7-8 (RVR-1960)
Piedad es una conducta santa, agradable a Dios. Es cuando nosotros reflejamos a la persona de Jesucristo. Es bastante interesante que la palabra “Ejercítate” viene del griego “Gymnazou” que significa entrenamiento duro. Dios nos está enseñando que no será fácil, ya que sus propósitos son tan grandes, pero además Él ya tomo una decisión y no cambiará de parecer nunca.
Puedes creer confiadamente que: ¡Él cumplirá su propósito en mi vida!
Quizás quede resumido en la siguiente frase:
Disciplinarnos a nosotros mismos en las cosas que no queremos hacer, para lograr las cosas que siempre quisimos hacer.
Con las Disciplinas Espirituales estamos colaborando para que el Espíritu Santo de Dios nos transforme, es como abrirle las puertas a Dios, es como decirle: ¡Dios, hazlo!… Y tú, ¿Qué piensas hacer al respecto?
Con este artículo comenzamos una serie de temas que abordarán de manera práctica cada una de los Hábitos Espirituales que un creyente debe desarrollar en su vida diaria de manera voluntaria y no dudamos que el ponerlas en práctica cada día nos llevará a otro nivel en el Servicio a Dios.
Así que, te invito a que estés pendiente de las siguientes publicaciones toda en el enlace «Hábitos espirituales» y además:
¡Que Dios te bendiga querido(a) amigo(a)!
Marcos Zúniga
** Este artículo está basado en la conferencia de Introducción brindada por el Pastor Nelson Guerra en el Campamento de Líderes 2011 “Disciplinas Espirituales” del Movimiento Gran Comisión Latinoamérica **