¿Te has fijado que fácil explotan los problemas en grupos o equipo de personas?
Puede ser con tus compañeros de clases, de trabajo, de la iglesia, tu familia, tus amigos, etc., somos tan diferentes y es una utopía creer que nunca tendremos diferencias en el modo de pensar con las personas que nos rodean; debemos estar conscientes que en algún momento chocaremos con los demás y ellos con nosotros, eso es absolutamente normal, así como también es normal (o al menos debería serlo) resolver esas diferencias.
Pero si tú estás ejerciendo liderazgo, recuerda que eres parte de la solución, no del problema:
“El líder hace que las cosas sucedan…”
En una ocasión a Pablo le sucedió algo similar con la iglesia de Corinto, vemos esta parte de la historia escrita en el capítulo 2 de la 2da carta a los Corintios, leamos:
“Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza.”
2 Corintios 2:5-7
De este pasaje podemos aprender tanto, por ejemplo:
Siempre, siempre, siempre; que hay un problema en el grupo, básicamente hay 3 tipos de personas, que son:
- El ofensor.
- El/Los ofendido(os) – Resto del grupo.
- El líder.
¿Con cuál tipo te identificas? Es muy probable que hoy estés lidiando con algún problema y puedas identificarte más fácilmente con algún tipo de persona en especial, no interiorizaremos mucho en la situación en específico, solamente sacaremos algunas conclusiones buenas de las acciones que podemos aprender de todos ellos.
El ofensor claramente es el que ofende, el que “la riega”, “la chorrea”, “se equivoca feo”, etc.; pero también pasa algo interesante… El resto del grupo no se quedó callado, ¡Lo reprendieron!
Muchas veces los seres humanos tendemos a una de dos situaciones:
- O no decimos los errores que los demás hacen y nos callamos, algo queno ayuda en nada a mejorar la situación;
- O les recriminamos abiertamente hasta destruirlos ( casi “masacrándolos”), otra cosa que no es muy útil…
Corazón de líder
Siempre lo mejor es hablar y solucionar las cosas, y es aquí donde interviene el líder dando sabia dirección; imagínate que aún siendo el ofendido directo, Pablo les pide que perdonen al ofensor y:
“Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.”
2 Corintios 2:8-9
Pablo (el líder) decide sacrificarse y pasar por alto la ofensa de forma intencional, con tal de mantener la unidad del grupo, y lo hace así porque sabe que el ofensor “ha sido entristecido”, no se refiere solamente al remordimiento que pudo sentir, también está hablando de “la tristeza que es según Dios”, la que: “produce arrepentimiento para salvación…” (2 Corintios 7:10), continuemos:
“Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.”
2 Corintios 2:10-11
¿Has escuchado la frase “divide y vencerás”? Pues eso es precisamente lo que quiere hacer Satanás con nosotros, dividirnos, él sabe que sí estamos solos poco o nada podemos hacer, pero en grupo, unidos con Dios; somos una fuerza poderosa.
El líder perdona y guía a otros a perdonar, el grupo responde a la dirección y decide perdonar para mantener la unidad, el ofensor es humilde recibiendo el perdón y permaneciendo donde debe estar, en su grupo.
Siéntete retado a experimentar de verdad en la vida diaria el amor, el perdón y la humildad en tus relaciones. Porque así es como se resuelven los problemas internos en los grupos de personas, al estilo de Dios.
¡Que Dios te bendiga querido(a) amigo(a)!
Marcos Zúniga