El amigo del esposo

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de compartir un super tiempo en la boda de mi amigo más antiguo, puesto que somos compañeros desde tercer grado; aunque por cuestiones de agenda ahora no solemos compartir tanto tiempo juntos, el cariño mutuo sigue vigente, razón por la cual fue un tiempo muy especial para mí.

Durante el vals de mi amigo con su ahora esposa y después, como tradicionalmente se hace, cuando bailó con su mamá; sentí como sí una pequeña basurita entrara a mi ojo y casi me hizo llorar, pero de felicidad al ver la expresión en su rostro y en el de su madre, a quién también guardo aprecio.

Definitivamente que Dios es bueno, para siempre es Su misericordia.

Al regresar a mi casa de madrugada esa noche, recordaba ese pasaje donde Juan el bautista hace una comparación muy interesante y que ahora entiendo un poco más, la cito a continuación:

«El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido

Juan 3:29

En contexto y perspectiva

Cuando Jesús comenzó su ministerio muchas personas se le unieron, entonces los discípulos de Juan se preguntaron ¿Qué ondas ahí? Sí Juan lo había bautizado, ¿No debía ser Jesús un seguidor de Juan como ellos? Pero Juan les dijo que él había sido claro desde el principio: Juan no era el Mesías (ver Juan 3:22-28).

A continuación, Juan hace uso de esta analogía sencilla: Jesús es el esposo y la esposa es la Iglesia, pero él era como decir el amigo del esposo. Esa persona que se alegra de corazón al ver la felicidad de su amigo de estar con su amada esposa.

En estos últimos años de mi vida he podido servir ayudando a varios hermanos mediante el discipulado y también como diácono de un grupo de crecimiento en mi Iglesia local, ¿Y sabes algo? Una de mis mayores alegrías es cuando veo que alguien comienza a disfrutar más de su relación personal con Dios y toma buenas decisiones, decisiones bíblicas.

Entonces, Juan el bautista, tiene toda la razón al cerrar ese pasaje diciendo que:

«Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.»

Juan 3:30

La gloria y el mérito y la alabanza de todo lo tiene Cristo y sólo Cristo, mi alegría es saber y entender que he podido ser un poco útil en Su Reino y Sus planes, y con eso, querido(a) amigo(a), me siento plenamente satisfecho.

Dios te bendiga, querido(a) amigo(a).

Marcos Zúniga

El amigo del esposo – Perspectiva de discipulado y liderazgo

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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