Mis padres se separaron hace muchos años atrás, cuando estaba en mi adolescencia. Curiosamente mi papá no se fue de la casa sino hasta hace pocos años, así que, de alguna manera aunque estuvieran separados, por algún tiempo mis hermanas y yo seguíamos contando con ambos en la casa.

Hace unos días y pensando en este tema le pregunté a mi hermana menor que si se acordaba de todo lo que vivimos cuando se separaron, y simplemente admitió: “fue lo mejor que pudo haber pasado” y añadió: “…porque peleaban todo el tiempo”.

Déjame decirte que no estoy a favor del divorcio, simplemente no es algo que le agrade a Dios; sin embargo y hablando humanamente, en parte le doy la razón a mi hermana: De verdad peleaban todo el tiempo y un hogar así es un lugar muy triste para vivir.

En esos años desarrollé una profunda raíz de amargura, debo confesar que en parte fue por no poder perdonar a mi papá. Es decir, podía perdonarle que no pasara tiempo con nosotros por estar con sus amigos bebiendo o porque el trabajo le exigía viajar cada semana, pero, no podía perdonarle que ofendiera a mi mamá. Simplemente no podía hacerlo.

Así que entré en una relación de amor-odio con él. Lo amaba sinceramente, pero al mismo tiempo odiaba lo que hacía con sus palabras hirientes y conductas vergonzosas e inapropiadas cuando estaba en casa (más cuando se encontraba en estado de ebriedad).

Hasta que…

No había mucha esperanza en la familia hasta que mi hermana mayor comenzó a congregarse en la Iglesia Gran Comisión Tegucigalpa y cambió de forma radical su conducta en casa. Ella con su ejemplo nos gano a mi mamá, mi hermana menor y a mí, nos compartió y nos explicó cómo ser salvos según lo que la Biblia enseña.

Y un día inolvidable, mientras estaba solo en la casa leyendo unos panfletos, Dios entró en mi corazón haciéndome ver lo extremadamente sucio que estaba por mi pecado y lo mucho que necesitaba de un Salvador

Le recibí como mi Señor y Salvador y ahora era un hombre nuevo, como ya había conocido el perdón de Dios en mi vida, ¿Quién era yo para no perdonar a otros, incluyendo mi propio papá? Definitivamente la situación cambio.

Así que, como ya me conoces un poco, compartiré contigo un par de tres consejos para ayudarte con la pregunta:

¿Cómo amar a mis padres que se divorciaron?

Consejo 1: Perdónalos… Y punto.

“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”

Mateo 18:21-22

Adrián Rogers dice que: “Solamente los hijos perfectos pueden demandar padres perfectos.” y bueno, no sé quien eres ni de dónde vienes pero si sé con absoluta certeza que no eres perfecto, así que debes entender que tus padres aunque te parezcan lo peor del mundo en realidad están en la misma condición tuya: Todos somos pecadores.

Perdona a quien tengas que, no porque te hayan pedido perdón, no porque se lo “merezcan”; sino porque como vemos en Su Palabra, Dios nos lo ha enseñado en Mateo 18:21-22, además que, viene el Consejo 2:

Consejo 2: Honralos… Y punto.

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”

Efesios 6:2-3

Me permites hacerte una pregunta personal y quiero que lo pienses con el corazón en la mano:

– ¿Te ha ido bien en la vida?

Por favor, no trates de engañarte a ti mismo, simplemente sé honesto al pensar la respuesta. A veces obviamos este pasaje y lo poderoso que es en la Palabra de Dios cuando se habla de una promesa de Él hacia nosotros. Dios ha hablado y hay promesas que son universales.

Siempre me llamó la atención porque Japón prospera tanto como nación, a pesar de guerras, desastres naturales, su paganismo, etc.; siempre se levantan y se desarrollan. ¿Porqué pasa esto? Échale un vistazo a cómo tratan a sus padres y abuelos y te darás cuenta que Dios cumple Su Promesa en todo lugar y en toda circunstancia.

Consejo 3: Sírvelos… Y punto.

“El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.” (Éxodo 21:15)

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada…” (Proverbios 12:18a)

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.” (Efesios 6:1)

No hace falta golpear físicamente a nuestros padres para herirlos. Lejos de eso debemos servirlos, porque es lo justo. A veces eso solo puede hacerse en el Señor, así que si te ha tocado tener “padres difíciles” recuerda que el amor verdadero es así: sufrido y bueno.

Un detalle importante es que a veces cuando tratamos de honrar a nuestros padres no siempre quedaremos bien con ellos, pero siempre quedaremos bien con Dios.

“Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.” (Proverbios 23:22)

Un hijo sabio hace feliz al papá; un hijo bruto entristece a la mamá…” (Proverbios 10:1b PDT)

A medida nuestros padres se hacen mayores nos corresponde a los hijos sobrellevar su mantenimiento y posiblemente sus enfermedades, eso incluye una importante inversión financiera, de tiempo y esfuerzo: ¡Por nada del mundo te pierdas de esta bendición!

Saludos finales…

Escribí este artículo en febrero de 2015 y mi papá partió al cielo en enero de 2019, haberle podido perdonar, honrar, servir y disfrutar estos últimos años fue lo mejor que me pudo haber pasado. Dios es bueno y nos ama y cuando decidimos confiar en Él y Sus Principios encontramos descanso en Su amor sin fin.

¡Que Dios te bendiga y gracias por estar aquí!

Marcos Zúniga

¿Cómo Amar a Mis Padres que se Divorciaron?

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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